¿Hasta cuando?

por | 13:06:00
Parece mentira pero han debido pasar unos séis años desde que dos de los futbolistas más prometedores de la Liga chocaran y de esa colisión se produjeran movimientos tempestuosos. Rubén González Rocha era una de las perlas de la cantera del Real Madrid, un central rápido que parecía apuntar maneras. Pero cierta noche de Domingo, Carlos Queiroz quiso convertir al central gallego del Real Madrid B en el marcador más pegajoso de la liga haciéndole bailar con la más fea. Y la apuesta le salió mal. En el minuto 40, fue sustituido por el entrenador tras ser devorado por su oponente y sus lágrimas en el banquillo dieron la vuelta al mundo. Rubén deambuló por Albacete y Celta de Vigo y ahora parece que se recupera en Mallorca.

Si de esa noche surgió un vencedor, ese fue José Antonio Reyes. Él ya era una realidad de la liga. Se disputaba el puesto de extremo izquierdo de la selección con Vicente (un jugador al que prometo dedicar un post). Tenía menos potencia física pero más clase que el de Benicalap. Aquel partido hizo que en el Arsenal hicieran cuentas y se lo llevaran a las islas por una cantidad de cifra que arregló las arcas del Sevilla. Empezó bien el entonces 9 gunner pero se diluyó como un azucarillo en el té templado y gris que es el tiempo en las islas. Así que, tras una rocambolesca historia de tiras y aflojas de última hora, Reyes fue al Madrid cedido a cambio del préstamo del brasileño Baptista.

En su única temporada en el Bernabéu, Reyes marcó los dos goles que le daban la liga al Madrid. Y aun así, algo olía mal en la camiseta número 19 y Reyes acabó por salir de Concha Espina. Y ahí llegó el principio de aquel fin: el otrora zurdo de oro del fútbol español era increpado por su nueva afición en un alarde de empatía y deportividad. Nunca cuajó y siempre se vio cuestionado por su alegre vida nocturna. En Benfica pareció resurgir, pero ya estaba depreciado cuando empezó la temporada en la grada del Calderón. Y ahora, tras unos partidos en los que ha dado goles y ha recibido muchas patadas, el utrerano parece resurgir. 26 años y ya ha vivido el cielo, el infierno y el limbo del planeta fútbol. ¿Le servirá esta experiencia a un jugador que parecía destinado a marcar una época para confirmarse en el fútbol español? ¿O será un periodo estacionario para volver a las andadas de la inconcreción? Yo confiaba en Reyes pero ahora, y por muy extraño que parezca, su último subidón me genera desconfianza. ¿Hasta cuando?

JM Martín
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