El totalitarismo de la necedad

por | 21:48:00
Las guerras son injustas. Cualquiera. Esa condición de infamia, esa ignominia que arroja cualquier conflicto bélico se ve con sólo pulsar un botón en nuestro mando a distancia y comprobar los mal llamados daños colaterales: el sustento de los países afectados en las guerras clásicas o del país invadido en la actualidad, es decir, la gente, padece. No hay, pues, ninguna guerra justificada. Y como en la naturaleza del ser humano hay un ceporro, un animal competitivo que necesita medirse con todo aquel que le rodea, pues necesita crear conflictos con los que enfrentar fuerzas. Y ahí reside la virtud del fútbol: en crear una guerra incruenta, en igualdad de condiciones. Y ahí reside la virtud de los torneos ligueros, su justicia, pues nadie es capaz de ganar sin ser el mejor objetivamente. Y es aquí donde vemos la necedad neandertal que parece gobernar determinados cerebros que, lejos de querer evolucionar en todos los sentidos, parece vagar en una errática órbita en torno a lo zafio. Y es aquí, en este punto, donde surgen las teorías absurdas que parecen nacer por la necesidad de maquillar la realidad. Y con ello, el sustento de nuestro fútbol, la competición, sufre por dudar de ella.

Y justo en este punto, en el que me hallo cabreado frente a un ordenador, me pregunto si los creadores de determinadas teorías conspirativas tienen un motivo preconcebido y claramente encaminado a desestabilizar o es que sencillamente es gente con pocas luces y cero conocimiento futbolístico. Y, dándome pena lo segundo, porque me da lástima que gente así vendiera periódicos teniendo compañeros bloggeros como los que tengo, lo que me da verdadera rabia es lo primero. Porque si el llamado "Villarato" es un alegato de corazón contra la manipulación de la Liga en favor del Fútbol Club Barcelona y su mayor fundamento es el hecho de que Florentino Pérez no apoyó a Villar en las últimas elecciones a la RFEF, la cosa me da tanto asco como rabia. Y no sólo como amante del fútbol, sino como persona. Porque el periódico que lanza toda esta teoría conspirativa es el periódico con el que me enamoré del Madrid de la Quinta del Buitre, con el que aprendí a respetar a la Holanda de los Gullit, Rijkaard o Van Basten, con el que me convertí en fanático de la NBA, con el que acabé a los pies de Ulises Sánchez-Flor o Santiago Segurola. Pero ahora ese periódico hace del partidismo algo deleznable, y lo dice un madridista reconocido y orgulloso de serlo.

El "Villarato" trata de poner en tela de juicio la justicia de la competición. No digo que la haya, y no digo que el nivel arbitral sea bueno. Ni niego que se favorecen a determinados equipos. Pero los que tienen que protestar son los Racing, los Sporting, los Levante, los Numancia, los Almería, los Xerez. Me parece vergonzoso que los palmeros de determinado club abra tanto la caja de las desvergüenzas, y quede claro que menciono a los palmeros y baila aguas, no a los representantes de dicho club, los cuales mantienen las formas más que otros. Me parece lamentable que se dude de que el Barcelona sea el justo líder de la competición, porque esto es como unas elecciones democráticas, en las que pueden haber defectos de forma en cuanto a la ley electoral, pero en la que el sistema está claro y quien sale electo es porque tiene más votos. Me parece muy fuerte que mientras desde el Real Madrid se ofrece un discurso de paciencia, dando a entender a los aficionados que es un proyecto esperanzador que está recién acoplándose, desde determinado grupo periodístico se clame al cielo de un modo lamentablemente victimista y asquerosamente conspirativo.

Pero bueno, este es el horizonte de los mass media que tenemos en este país, y esto es lo que hay: teorías conspirativas que tratan de quitar el mérito deportivo a un equipo que luce el primer puesto de la clasificación. Pero es algo que en ese grupo periodístico es costumbre desde hace unos séis años, y no diré más por normas del blog y porque paso de ponerme ácido, que del bórico y otros saben en ese grupo tanto como para añadir leña al fuego. Y esa hoguera es otra histeria.

JM Martín
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