Toco y me voy: Robinho vuelve a casa

por | 23:14:00
En medio de la vorágine del mercado de invierno de fichajes, que ya vimos por encima en el podcast, se ha añadido en las últimas horas un nuevo movimiento que a falta de oficializar podemos ir comentando.

Resulta que Robinho comentó en una entrevista radiofónica su intención de salir del Manchester City y todo hace indicar que será el (su) Santos su destino. Según el crack brasileño, el papel secundario que se le ha asignado en el club citizen desde la llegada de Mancini a poco meses del Mundial es el principal motivo, pero llama mucho la atención que no sea un club europeo su nuevo equipo.

Sin desmerecer al equipo brasileño, del que hablaremos más adelante, su nombre había sido ligado al Barça e incluso en las últimas horas parece que la Juve haría un esfuerzo por contar con él con el objetivo de relanzarse en su torneo (donde sigue una trayectoria descendente) y soñando con que hiciera buenas migas con su antiguo "compañero de travesuras" Diego.

Pero parece que Robson quiere volver a casa. Al equipo que le dio un nombre en el panorama futbolístico mundial y seguramente, donde más alegre y peligroso era su juego. Además, en medio del aluvión de estrellas que está desembarcando en el Brasileirao, el Peixe quiere contar con otro jugador que vuelva al torneo con hambre de gloria en lugar de buscando un retiro dorado.


El problema que se le presenta a Robinho con este cambio de club es la imagen que deja al aficionado medio. Da la sensación que ha dirigido su carrera más por los impulsos del momento que por lo que pudiera ser bueno para su crecimiento como jugador. Llegó a Madrid, para mí, en el momento justo a nivel individual, pero con el club blanco en una mala dinámica que no le permitió ni un respiro. En todos los partidos tenía que justificar lo que había costado y el sambenito de ser "mejor que Ronaldinho" (justo cuando el gaúcho estaba en el punto más alto de su juego). No creo que llegara a fracasar, pero no llegó a ser el gran Robinho que todos esperábamos.
Curiosamente, fue con Capello, el entrenador más rígido e inflexible de los que ha tenido en su carrera, con el que mejor rendimiento dio. Tirado a una banda, trabajando mucho y haciendo virguerías donde realmente hace daño.

Después, el capítulo que descubrió la cara más infantil de Robinho, su salida del Madrid. No le importaba el destino (cómo si no hubiera aceptado una salida al City cuando incluso en la web del Chelsea ya se vendían camisetas con su nombre) sino devolverle al Madrid todo el daño que le habían hecho cuando se especulaba con que fuera moneda de cambio por Cristiano Ronaldo. Su salida a última hora y con una rueda de prensa en la que no agradecía nada no fue una manera elegante de marcharse.

En el City, donde dijo que llegaba para ser el mejor del mundo, dejó algunos destellos pero se vio muy sólo para cumplir con sus objetivos de levantar trofeos. Y en su segundo año, con más socios para hacer algo grande, entre lesiones y no ser capaz de ganarse un sitio en el once, ha acabado de alcanzar sus metas.

Con la selección, sí que ha contado con la confianza de Dunga. También curioso que es un perfil parecido al de Capello. Ha hecho que Robinho trabajara más en favor del equipo que en el de su lucimiento y también ha sido donde se ha visto al mejor Robinho.

Con todo esto ¿es Robinho un un fantasista que necesita ser continuamente puesto en orden? ¿Un jugador que no estaba maduro para tomar las decisiones que ha ido tomando en su carrera? La llegada al Santos va a suponer la vuelta al origen, más allá geográfico o de torneo, al jugar sin presión y en un ambiente agradable.
Y para él y lo que reste de su carrera, el Mundial será un nuevo escaparate y el examen de fin de curso para saber si podemos contar con Robinho para hacer algo grande en el fútbol.


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