Esta tarde tocaba un buen partido en el Ciutat de Valencia, el Levante se medía al Castellón. Durante toda la semana se hablaba de que este partido sería un punto de inflexión está temporada: ganar significaba meterse en la picota de equipos que quieren luchar por algún puesto que de la plaza directa al ascenso; no ganar podría significar el mirar algo más cerca el descenso (pero con tranquilidad) que el ascenso.
Y es que el Levante está en una posición muy cómoda, como os cuento y fruto de esta División de Plata tan disputada, el equipo de Luis García antes del partido estaba a la misma distancia del ascenso que del descenso, nueve puntos y por eso la importancia de este choque.
El partido lo ha tenido todo: goles (3-1), buen juego del Levante, peligro a balón parado del Castellón, polémica con una nueva expulsión de un jugador granota, emoción en los minutos finales... y al final, con la victoria de los valencianos se cerró uno de los partidos más completos que recuerdo en el estadio levantinista.
Pero seguramente sea la sensación que he notado en la grada, la hinchada estaba muy metida en el partido y ha empujado al equipo en los momentos más complicados del partido y ha disfrutado de la victoria cuando el árbitro ha pitado el final.
Todavía veo algo complejo que el Levante se meta definitivamente en el ascenso como objetivo, tenemos demasiados líos extradeportivos como para que "nos" dejen subir, pero sólo por vivir tardes como estas, merece la pena que sigamos hablando de ascenso más que de la realidad del club.
