El recinto fue construido hace poco más de setenta años con vistas a ser sede del tercer Mundial de Fútbol disputado en el país del gallo en 1938 y en la actualidad cuenta con una capacidad de poco más de sesenta mil espectadores siendo sede del Olympique de Marseille y de muchos partidos de la selección francesa de rugby (aunque Saint Dennis le hace la competencia).
Además del citad Mundial del 38, se han disputado en él la Eurocopa del 84 (Francia campeona) y el Mundial del 98 (triunfo para los locales de nuevo).
Pero creo que, como ocurre con San Paolo, su encanto reside en la hinchada que llena sus gradas en los partidos del OM, los habitantes de Marsella, ciudad mediterránea por excelencia llena de diversidad cultural, multiétnica, caliente y pasional. El ambiente que se respira en el campo es sensacional, cánticos y tifos que aprovechan la personalidad que le imprime sus gradas con esas curvas tan características que son mundialmente conocidas.
Pero ¿Y los grandes jugadores que han pasado por ese campo? Pues practicamente la flor y nata del fútbol francés: Cantona, Barthez, Blanc, Desailly, Papin, Deschamps, Dugarry, Boghossian, Cissé o Lebouf y grandísimos jugadores del fútbol mundial como Boksic, Völler, Drogba, Francescoli, Futre, Köpke, Abedí Pelé o De la Peña.
Casi todos ellos en los noventa cuando el OM era un grandísimo equipo en el continente (Campeón de Europa en el 93) época que parece muy lejana viendo la actual situación del equipo luchando por reverdecer sus laureles.
Pero con un estadio y una afición como esta debe de estar suficientemente espoleado.
